Historia

Situada en la margen izquierda del río Tajo, próxima a la confluencia del río Alagón, su emplazamiento estratégico como enclave fronterizo condicionó su evolución histórica. 

 

Aunque apenas existen vestigios arqueológicos, los primeros asentamientos humanos debieron producirse en el paleolítico. Sin embargo, es a partir de la transición neolítico/calcolítico, con la aparición del fenómeno megalítico, cuando la población se hizo más estable, como lo demuestran el menhir y el medio centenar de dólmenes, con ajuares muy ricos donde se han encontrado ídolos, vasos campaniformes y cuencos cerámicos. Los grabados rupestres hallados en Esparragosillo y Campos de Agua debieron coincidir probablemente con los últimos sepulcros megalíticos de la zona, siendo éstos ya del Bronce Medio y Final, época en la que aparecen los primeros asentamientos vinculados al control de las rutas de comunicación.

 

Es la Edad del Hierro, con sus poblados fortificados, posiblemente lusitanos, la mejor documentada. A esta etapa corresponde la «Dedito» o «Tabula Alcantarensis», fechada en el 104 a.C., aparecida en el castro de Villavieja, en el Castillejo de la Orden.

 

 

Apuntes históricos 

Su hallazgo confirma que la zona estaba ya romanizada en el sigo II a.C. Pero es a partir de la construcción del Puente, cuando el poblamiento romano aparece perfectamente representado con las villae. 

 

La etapa visigoda es la peor investigada, pero parece lógico suponer que el poblamiento visigodo sea una continuación del romano. Este asentamiento al que llamaron Oliva u Ovila se encontraría, según algunos autores, en las inmediaciones del Puente. Los únicos restos materiales aparecidos de esta época son un capitel y dos pilastras decoradas con motivos vegetales y geométricos. 

 

La invasión musulmana acentúa el carácter fronterizo de la zona, convirtiendo al Puente Romano en un paso estratégico que es necesario defender. El primer recinto amurallado se construye en tiempos de Abderramán I, junto a una pequeña alcazaba llamada «Qantarat as-Saif» (el Puente de la Espada). 

 

Con el avance de la reconquista, Alcántara se recupera definitivamente en1213 por el rey Alfonso IX. Este monarca cedió su defensa a la Orden de Calatrava; la distancia entre los dominios de los Calatravos imposibilitó la defensa de nuevos territorios, que serán traspasados a la Orden de San Julián del Pereiro. En 1218 se trasladan a Alcántara creándose la poderosa Orden Militar. 

 

Su ubicación en la localidad, así como la intensa actividad política, incrementó su importancia, pero la hizo protagonista de numerosos conflictos durante la Edad Media. A finales del s. XV, la reina Isabel y la infanta Beatriz de Portugal redactan en Alcántara los pormenores del futuro Tratado de Alcaçovas, donde renuncian a las pretensiones que tenían sobre sus respectivos territorios. 

 

Con los Reyes Católicos se produce la incorporación de la Orden Militar a la corona, si bien los territorios vinculados a ella conservarán su carácter jurisdiccional. Los gastos originados por las sucesivas contiendas bélicas de los monarcas españoles propiciaron la enajenación de numerosas encomiendas con sus rentas y jurisdicciones, que pasarán a manos de la alta nobleza. 

 

Este estamento asentado en Alcántara desde el s. XIV y que dio origen a las grandes familias de la provincia de Cáceres, entre ellas: Barrantes, Perero, Calderón, Roco-Campofrío, Topete, Barco…, propició durante los siglos XVI-XVII la construcción de edificios civiles y religiosos, para los cuales se contrató a los más afamados arquitectos extremeños de la época: Bartolomé de Pelayos, Pedro de Ibarra, Juan Bravo, Juan de Escandón, etc. 

 

En 1703, durante la Guerra de Sucesión, Felipe V declara desde Alcántara la guerra a Portugal, volviendo a cobrar protagonismo la ciudad como enclave estratégico. 

 

Antes de la Guerra de la Independencia, y con motivo de la invasión de Portugal, el ejército napoleónico establece bajo el mando de los generales Junot y Laborde su cuartel general en el Convento de San Benito. Estallada la guerra los archivos del monasterio fueron saqueados y su patrimonio deteriorado. 

 

Las desamortizaciones del s. XIX trastocaron la estructura social y económica del municipio, y provocaron la definitiva ruina de gran parte del patrimonio. 

 

Durante el s. XX, la Guerra Civil y la construcción de la presa de José Mª de Oriol, son dos referentes que marcaron la posterior evolución y la estructura socioeconómica de la población.

En el Cerro de las Monjas, junto al puente, se localizan los restos de una fortaleza árabe que responde al perfil de las alcazabas musulmanas. Su construcción data de los tiempos de Abderramán I. En el s. XV la Orden Militar de Alcántara acomete un primer recrecimiento de la muralla, en el s. XVII se levantaron dos recintos, uno exterior defensivo; y un segundo recinto que guarnecía a la población. Se construye una estructura abaluartada con once baluartes, cuatro puertas, fuertes, revellines y sus característicos muros ataludados. El Arco de la Concepción es la única puerta que queda del segundo recinto amurallado, da acceso al casco histórico. La última remodelación data del año 1611 como lo indica un escudo de tiempos de Felipe III. En su interior había una ermita dedicada a la Virgen de la Concepción.

Magnífica muestra de la ingeniería civil romana es el impresionante Puente Romano construido en la época del emperador Trajano. Situado a unos 400 metros al noroeste de la población en la vía romana que enlazaba la Norba Caesarina con Viseu, cuya finalidad era el transporte de metales como el plomo y el oro que abundaban en la zona mencionados por Plinio. Esta vía de comunicación sería el motivo por el que participarán en su construcción varios pueblos de la Lusitania. El conjunto romano formado por puente, arco y templo está dedicado al emperador Trajano. Sigue la misma técnica constructiva y el arquitecto fue Cayo Julio Lacer.

 

Puente. Construido en una profunda cortadura del río Tajo aprovechando un estrechamiento del terreno para darle mayor solidez a la obra no desentona con el suelo pizarroso. Su mayor peculiaridad reside en lo elevado de su fábrica para superar la bravura del río en época de crecidas. Consta de seis arcos de medio punto desiguales sobre cinco pilares, con malecones que refuerzan la obra. 

 

Arco. Situado en el centro del puente, tiene carácter honorífico. Levantado como glorificación a la monumentalidad del puente. De un solo vano, mide aproximadamente 14 metros. Fue terminado entre el 103-106 de nuestra era. Templo y Puente serían anteriores, realizándose entre los años 74-85 d.C. 

 

Todo el conjunto es de sillería de granito almohadillado colocado en hiladas sucesivas a soga y tizón. 

 

Templo. De planta rectangular, todo de piedra incluso la cubierta que es a dos aguas. Dos columnas toscanas en la fachada y el interior dividido en una pronaos y naos, con dos altares. Cristianizado después de la Reconquista al que se le añadió una cruz con espadaña y cuatro calaveras con una tibia.

 

Aparentemente el puente romano debió de permanecer intacto hasta el s. XIII, que fue cortado el primer arco durante la Reconquista. Permaneció así hasta el s. XVI, momento en que se reparan estos destrozos y se almena el Arco de Triunfo. 

 

En el s. XVIII, durante la Guerra de Sucesión, el Marqués de las Minas en su retirada, ordena volar el segundo arco, no lo consigue del todo, pero se agrieta parte del Arco. Hasta la época de Carlos III no se vuelve a consolidar definitivamente. 

 

La tercera mutilación tuvo lugar en la Guerra de la Independencia. Las tropas aliadas destruyeron el segundo arco. En 1819, se recupera el paso con unos maderos, quemados en 1836 por los vecinos ante el asedio de las tropas carlistas. No será hasta la época de Isabel II cuando se restaure definitivamente todo el conjunto.

Conventual de San Benito 

Casa matriz de la Orden Militar de Alcántara en el que trabajaría Pedro de Larrea, autor del proyecto aprobado en 1505 y Pedro de Ibarra que prosiguió con las obras de la hospedería y el templo, aunque las obras no finalizarían hasta la época de Felipe II, quedando inconcluso el edificio. Encontramos tres estilos arquitectónicos bien definidos: 

 

Claustro gótico de planta cuadrada, la galería inferior con arcos rebajados que se duplican en la superior con arcos de medio punto. 

 

Joya del plateresco es la Iglesia de la Concepción. Consta de tres naves de gran altura, aunque el tercer tramo no se llegó a concluir. Junto a la sacristía hay una curiosa escalera de caracol por la que se accede al coro alto. Destacable es la capilla de Antonio Bravo de Jerez. Los ábsides visibles en el exterior se corresponden con cada una de las tres naves de la cabecera. Hay sendas capillas fundadas por los comendadores D. Diego de Santillán y D. Nicolás de Ovando, cuyos blasones lucen en sus respectivas capillas. Resaltan por su vistosidad las crucerías en las bóvedas por su trazado complejo y variado. 

 

La fachada exterior, conocida como Galería de Carlos V, es renacentista. Compuesta por tres galerías superpuestas, con arcos rebajados en el primer nivel, de medio punto en el segundo y adintelado en el tercero, flanqueada por sendos cubos redondos con los escudos de Carlos V, Felipe II, Orden de Alcántara y dignidades que impulsaron la fabricación del conjunto. 

 

También son destacables la sala capitular, la bóveda del refectorio y la zona de celdas, hoy un bello patio con mirador al río Tajo. Este conjunto arquitectónico, uno de los más representativos del renacimiento extremeño, sufrió un gran deterioro en el siglo XIX debido a la desamortización y al abandono. Declarado Monumento Nacional en 1914.

 

Iglesia de Santa María de Almocóvar 

Levantada sobre lo que fue una mezquita árabe. Su fachada principal está considerada como una de las más bellas portadas del románico extremeño. Flanquean las escaleras dos tapas de sarcófagos de Maestres de la Orden Militar de Alcántara.

 

El interior, herreriano, corresponde a la reforma iniciada en el siglo XVI en las que trabajó el maestro de obras Pedro de Ibarra. Y guarda tesoros como el túmulo funerario del Comendador Bravo de Jerez de Lucas Mitata, un Cristo yacente articulado atribuido a Montañés, el Cristo de la Bienparada del s. XVII (Cristo de las Batallas) y una curiosa imagen: un ecce homo, conocida como «El asomao a la ventana». En la sacristía se exhiben cinco tablas de Luis de Morales, que proceden de los retablos de las capillas absidiales de la Iglesia del Conventual de San Benito. En el baptisterio guarda la pila bautismal con tapa de madera donde fue bautizado San Pedro de Alcántara. 

 

Iglesia de San Pedro de Alcántara 

Fue sufragada por el pueblo con motivo de la canonización del Santo. Templo de estilo barroco en la portada de los pies, con columnas toscanas y entablamiento sobre el que hay una hornacina con una imagen del Santo. El interior es de una sola nave, destaca el crucero con cúpula semiesférica sobre pechinas y dos retablos barrocos con imágenes del Santo, ambas del s. XVIII. 

 

Iglesia de la Encarnación Antigua 

Construida en el s. XV, próxima a los restos de lo que fue el primer castillo donde se alojaron los caballeros de la Orden Militar de Alcántara. Situada en un lugar privilegiado y estratégico, desde donde se domina el Puente Romano y sus accesos. Es un edificio de traza gótica visible en el ventanal y en la bóveda. El resto con una bóveda de medio cañón con lunetos que se atribuyen a una posterior remodelación en el s. XVIII.

Convento del Sancti Spiritu o de las Monjas Comendadoras 

Adosado a la Iglesia de la Encarnación Antigua y de posterior construcción. En él moraron monjas de clausura, conocidas como «las Comendadoras», por ser la rama femenina de la Orden Militar. 

 

Convento de San Bartolomé 

Bartolomé de Oviedo, comienza en 1478 la construcción de este convento. El 20 de enero de 1493, la Orden de San Francisco toma posesión del mismo, bajo amparo de los Reyes Católicos. En 1835, con la desamortización y exclaustración de los frailes, comienza el deterioro del edificio, hasta 1946 que se instala en él una industria harinera. Actualmente se utiliza como Hospedería de Turismo de la Junta de Extremadura. 

 

Ermita de la Virgen de los Hitos 

Situada a las afueras del pueblo. La iglesia primitiva se edifica después de la Reconquista. Reconstruida en el año 1768 sobre los restos que quedaron después de ser utilizada como polvorín en la Guerra de Sucesión. Se entronizó una nueva imagen de la Virgen, pues la anterior había quedado mutilada.

 

Ermita de los Remedios 

Se construye en el s. XVI. El interior es de una sola nave con un bello retablo barroco en madera sin policromar, destaca un sepulcro de influencia renacentista de alabastro con figura orante de Don Fabián Antonio Cabreras y Barrantes. Ermita de la Piedad Fue la capilla del Hospital de la Piedad, levantado en el s. XVI. Destaca una bóveda de crucería nervada de Gaspar López «el Viejo». La portada es del entallador Guillén Ferránt. Actualmente alberga la Biblioteca Pública Municipal. 

 

Aljama Judía

El Barrio Judío se sitúa en torno a la sinagoga, su trazado es irregular, formado por calles estrechas y empedradas y casas encaladas de dos plantas. Le da un toque peculiar un pasaje profundo formado por un arco de medio punto, conocido popularmente como «Balconcito».La Sinagoga, conocida como «la Soledad», se levantó en el s. XIV y consta de una sola nave dividida en tres tramos. Se cristianizó a finales del s. XV bajo la advocación de la Misericordia. De esta época conserva unas pinturas murales alegóricas a la Pasión de Cristo.

En la Semana Santa alcantarina destaca por su recogimiento la Procesión de la Campana; de orígenes medievales (s. XIV), esta procesión recorre en silencio las calles del casco histórico de Alcántara la media noche del miércoles santo. 

 

Matanza popular. La mañana comienza con el sacrificio de cerdos y el resto de la jornada se saborean platos típico como la prueba, mondongas en salsa, morros, etc. 

 

Romería de la Virgen de los Hitos: último sábado de marzo. Se realizan actos religiosos, carreras de cintas, verbenas… 

 

Fiesta de la Mormentera: celebrada en junio, pretende poner en valor este rico dulce árabe con influencia judía a través de degustaciones, talleres, ruta de la tapa, concursos de cocina... 

 

Festival de Teatro Clásico de Alcántara. La primera semana de agosto, aúna teatro de calidad con exposiciones y animación de calle, representaciones populares, mercado gastronómico y artesano. 

 

San Pedro de Alcántara. La noche del 18 de octubre, comienza la fiesta con el ruido de petardos y cohetes alrededor de las hogueras, donde se tiznan las caras a visitantes y vecinos celebran La Caracolá, un evento gastronómico con diversas actividades a lo largo del día. El 19 se celebra misa y se venera la reliquia del Santo.

Desde 2006 cuenta la población con el «Parque Natural Tajo-Internacional», que abarca el territorio entre el Puente Romano de Alcántara y la presa de Cedillo, que es Reserva de la Biosfera desde 2016, con enclaves de alto valor ecológico y paisajístico. Numerosos caminos y senderos discurren en torno al río y sus dehesas. Destaca en sus inmediaciones un bonito lago artificial conocido como «la Cantera», con aguas manantiales aptas para el baño.

Documentos de interés